Florencia Goldstein es la directora de este espectáculo. Esta obra es su trabajo final de 4° año de la carrera de Puesta en Escena en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD).
Y se encuentra muy bien logrado. Con creces.
A mi entender, en este texto de Héctor Levy-Daniel una de las cuestiones principales a resolver (si no la más importante) son las transiciones témporo-espaciales. Y esta directora lo ha resuelto de forma magnífica. Son muy complicados este tipo de inconvenientes a ser resueltos. De una complejidad cuasi cinematográfica de montaje podríamos decir, y sin embargo Florencia lo ha resuelto con códigos teatrales impolutos.
Sin esta resolución de manera correcta, el devenir del espectáculo no fluiría, y sin embargo lo hace, con una dinámica muy atractiva.
Otro de los puntos muy seductores de la puesta son los planos de profundidad que maneja. Esto hace que el espectador recorra con la vista todo el espacio tan particular que ofrece la planta baja de la sedé Jufre de la EMAD. Columna, escalera, tarimas (por arriba y por debajo), laterales, fondo de pasillo, todas y cada una de las posibilidades de las que se podía disponer, incluso el habitáculo estanco de la cabina técnica tradicional, que no es utilizada en esta vez.
También relacionado con lo espacial, se pueden observar la utilización de las diagonales que provocan vigorosas tensiones que colaboran y se contraponen a los distintos momentos dramáticos que se atraviesan en el texto. El sillón del padre, las tarimas, los planos de mirada entre personajes, las proximidades y lejanías de los cuerpos, las materialidades de los planos reales vs los planos de los recuerdos/fantasías, etc.
Es un buen texto el de Levy-Daniel, esto sin ninguna duda, pero también es acompañado desde la puesta la progresión dramática y elementos sorpresivos de forma constante que hacen muy llevadera la experiencia. Y esto no abunda en el teatro. Existe un claro trabajo de la Dirección y su Asistente (Juliana Ortiz) en no perder el punto de vista y la atención del espectador en el transcurso de la historia y su correlato en los elementos teatrales de la narrativa.
El casting de los actores es muy bueno. Son muy buenos actores y actrices. Claro que el protagonista sobresale por conducir la acción en gran medida (y por su destreza física, que es muy notable), pero el conjunto actoral es muy bueno y funcionan como un relojito de precisión, todos en función del espectáculo y lo que se quiere contar.
El diseño de iluminación es muy interesante, se encuentra amalgamado con estos puntos que acabo de nombrar y acompaña sin lugar a dudas estas transiciones espaciales y de tiempo que transcurren y nos hacen viajar como espectadores sin lugar a equívocos hacia un lugar u otro.
Particularmente quedé fascinado con el momento del interrogatorio nazi al protagonista. Pero no es mi costumbre adelantar nada al espectador que aún no la ha visto.
El vestuario y los calzados son correctos y nos transportan a esa época sin dudas, así como los peinados y maquillaje. Son estampas de un tiempo que pasó. Bello.
Un espectáculo de verdad para recomendar y apreciar el arte del buen teatro.
Ficha Técnica:
Actores
Mathias Carnaghi
Iamna Chedi
Alejandro de Gasperi
Lailén Álvarez
Aníbal Tamburri
Diseño Escenográfico
Laura Poletti
Diseño de Vestuario
Alejandro Mateo
Diseño de Luces
Luis Rivera Lopez
Música y Diseño de Sonido
Matías Salerno
Operación Técnica
Jorge Paret
Asistente de Dirección
Juliana Ortiz
Dirección General
Florencia Goldstein
Y se encuentra muy bien logrado. Con creces.
A mi entender, en este texto de Héctor Levy-Daniel una de las cuestiones principales a resolver (si no la más importante) son las transiciones témporo-espaciales. Y esta directora lo ha resuelto de forma magnífica. Son muy complicados este tipo de inconvenientes a ser resueltos. De una complejidad cuasi cinematográfica de montaje podríamos decir, y sin embargo Florencia lo ha resuelto con códigos teatrales impolutos.
Sin esta resolución de manera correcta, el devenir del espectáculo no fluiría, y sin embargo lo hace, con una dinámica muy atractiva.
Otro de los puntos muy seductores de la puesta son los planos de profundidad que maneja. Esto hace que el espectador recorra con la vista todo el espacio tan particular que ofrece la planta baja de la sedé Jufre de la EMAD. Columna, escalera, tarimas (por arriba y por debajo), laterales, fondo de pasillo, todas y cada una de las posibilidades de las que se podía disponer, incluso el habitáculo estanco de la cabina técnica tradicional, que no es utilizada en esta vez.
También relacionado con lo espacial, se pueden observar la utilización de las diagonales que provocan vigorosas tensiones que colaboran y se contraponen a los distintos momentos dramáticos que se atraviesan en el texto. El sillón del padre, las tarimas, los planos de mirada entre personajes, las proximidades y lejanías de los cuerpos, las materialidades de los planos reales vs los planos de los recuerdos/fantasías, etc.
Es un buen texto el de Levy-Daniel, esto sin ninguna duda, pero también es acompañado desde la puesta la progresión dramática y elementos sorpresivos de forma constante que hacen muy llevadera la experiencia. Y esto no abunda en el teatro. Existe un claro trabajo de la Dirección y su Asistente (Juliana Ortiz) en no perder el punto de vista y la atención del espectador en el transcurso de la historia y su correlato en los elementos teatrales de la narrativa.
El casting de los actores es muy bueno. Son muy buenos actores y actrices. Claro que el protagonista sobresale por conducir la acción en gran medida (y por su destreza física, que es muy notable), pero el conjunto actoral es muy bueno y funcionan como un relojito de precisión, todos en función del espectáculo y lo que se quiere contar.
El diseño de iluminación es muy interesante, se encuentra amalgamado con estos puntos que acabo de nombrar y acompaña sin lugar a dudas estas transiciones espaciales y de tiempo que transcurren y nos hacen viajar como espectadores sin lugar a equívocos hacia un lugar u otro.
Particularmente quedé fascinado con el momento del interrogatorio nazi al protagonista. Pero no es mi costumbre adelantar nada al espectador que aún no la ha visto.
El vestuario y los calzados son correctos y nos transportan a esa época sin dudas, así como los peinados y maquillaje. Son estampas de un tiempo que pasó. Bello.
Un espectáculo de verdad para recomendar y apreciar el arte del buen teatro.
Ficha Técnica:
Actores
Mathias Carnaghi
Iamna Chedi
Alejandro de Gasperi
Lailén Álvarez
Aníbal Tamburri
Diseño Escenográfico
Laura Poletti
Diseño de Vestuario
Alejandro Mateo
Diseño de Luces
Luis Rivera Lopez
Música y Diseño de Sonido
Matías Salerno
Operación Técnica
Jorge Paret
Asistente de Dirección
Juliana Ortiz
Dirección General
Florencia Goldstein
Comentarios
Publicar un comentario